(Fuente: Isabel Coixet. Revista de El País. Domingo 26 de noviembre 2023)
Loren Eiseley fue un antropólogo, científico, poeta, narrador y ecologista que ya en los años 60 avisaba de los peligros de la contaminación y del crecimiento indiscriminado.
Eiseley contó, en un capítulo de uno de sus libros, The Star Thrower, la historia de un hombre anciano que, tras una tremenda tormenta, va por la playa mirando como está ha sido cubierta por decenas de miles de estrellas de mar. De repente, ve a un niño pequeño que está tirando al mar una estrella.
El anciano le pregunta que hace. El niño le dice que hay que salvar las estrellas de mar.
El anciano le dice que solo él no podrá hacer nada por salvarlas, que hay miles, que no supondrá ninguna diferencia.
El niño, tirando una estrella de mar, dice: “habrá una diferencia para esta”. Y siempre que alguien me dice que no se puede cambiar el mundo, pienso en el niño de la estrella de mar.
Porque siempre hay algo porque, por insignificante que sea, que se puede hacer y que marcará una diferencia. Para algo. Para alguien.
