Nuestra medida del tiempo, antes basada en los cambios de los estaciones, en las estrellas, el tic-tac del reloj… ha dado paso a la «enfermedad de la prisa» y hemos perdido el concepto del tiempo como una experiencia medible orgánicamente… Esto hace que nuestro reloj biológico se acelere y la prisa afecte nuestra salud y nos lleve al estrés.
La meditación nos enseña a relajarnos en el ritmo de la respiración, entrar en una dimensión sin tiempo, la del ahora, la de este momento presente sin tiempo.